Un blog de Javier Fernández y Lucila Valsecchi, coordinadores de proyectos en Altekio
La emergencia climática ya está cambiando de una forma profunda el empleo. Hay sectores que van a desaparecer, otros nuevos que se crearán y prácticamente todos se van a tener que transformar. Esta transformación está relacionada con dos grandes elementos: 1) el impacto que cada sector genera en la huella de carbono y 2) las consecuencias que sufrirá ese área de trabajo por los peligros de la inestabilidad climática.
Todas las actividades humanas (y, por ende, todos los empleos), dependen de los servicios que brindan los ecosistemas, es decir: energía, materiales, minerales, agua, servicios de regulación que proporciona la biodiversidad, etc. En el contexto actual de cambio climático, la prestación de muchos de estos servicios ecosistémicos vitales se está viendo modificada y afectada en un modo que también perjudica (incluso pone en peligro) a los empleos que dependen directamente de ellos.
El aumento de las temperaturas a nivel planetario es una realidad y, al ser algo que incrementa el estrés por calor, reduce la capacidad laboral. En este sentido, cada vez será más necesario dedicar una mayor proporción de horas de trabajo a descansar y enfriar el cuerpo para evitar golpes de calor, sobre todo, para los empleos más expuestos (en los cuales ya se han dado casos de personas que han fallecido desempeñando su trabajo por las condiciones climáticas adversas).
Ya en 2012, Naciones Unidas introdujo el término de Transición Justa en la declaración «El futuro que queremos» para reflejar la ayuda que se necesita para adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado laboral. La Organización Internacional del Trabajo en 2015 presentó las Directrices de política para una Transición Justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles. Y la relevancia del asunto ha seguido avanzando en los siguientes años. De hecho, un ejemplo de los impactos del cambio climático en el empleo, que en estos días está siendo muy visible, es la agitación del sector primario (agricultura y ganadería) ya que se están viviendo las consecuencias directas de las sequías, grandes inundaciones, cambios bruscos de temperaturas, fuertes incendios, etc. Esto, a su vez, tiene efectos que escalan a nivel social y político.
¿Qué tipo de medidas se pueden tomar desde el ámbito laboral?
De forma general, todos los empleos deberán:
- Adaptarse a la nueva situación climática mediante, por ejemplo, la revisión de las horas de trabajo y el tipo de funciones que se pueden ofrecer en relación con los riesgos climáticos, reducir el consumo de agua y mejorar la gestión de los recursos naturales, desarrollar nuevos productos y servicios más adaptados a los nuevos escenarios, modificar enfoque de negocios (por ejemplo en vez de vender lavadoras que lo que se prioriza es el consumo de materiales, alquilarlas de forma que se priorice la reutilización).
- Mitigar los efectos mediante, por ejemplo, aumentar la eficiencia energética y reducir los consumos materiales, electrificar algunos procesos, almacenar y capturar CO2 (algunas medidas son sencillas: reforestar o invertir en regeneración de ecosistemas), evaluar impactos por sector, etc.
¿De qué depende el riesgo?
Los riesgos asociados con la degradación ambiental no nos afectan de la misma forma a todas las personas. Para medir el nivel de riesgo, se establecen tres tipos de variables:
- El peligro que suceda. Por ejemplo, olas de calor extremo, sequías frecuentes, inundaciones difíciles de predecir, etc.
- La exposición. Por ejemplo, una persona que trabaja haciendo repartos en bicicleta estará mucho más expuesta al calor extremo en su puesto de trabajo que una persona que trabaja en una oficina con aire acondicionado en verano.
- La vulnerabilidad. Por ejemplo, las personas de avanzada edad sufren más muertes por las olas de calor. Les trabajadores con menos protección o peores condiciones laborales, tienen también una mayor vulnerabilidad.
Las personas que estén más expuestas y aquellas cuyas diversas condiciones les supongan estar en una escala de mayor vulnerabilidad (personas vulnerables y vulneradas), tienen mayor riesgo de sufrir los impactos del cambio climático; por ello, tener una perspectiva interseccional es fundamental para la Transición Justa.
¿Cuál sería el papel de la acción sindical en este contexto?
Desde Altekio, y otras muchas organizaciones, consideramos que la acción colectiva organizada es un elemento fundamental a la hora de promocionar una Transición verdaderamente Justa en la situación de emergencia climática que vivimos. Por ello, el papel de los sindicatos puede ser muy relevante para conseguirlo en lo relativo al empleo. Sin embargo, a nivel global, no hay tantos sindicatos que hayan trabajado este tema con profundidad. A nivel estatal, el año pasado se consiguió limitar las horas de trabajo al aire libre en verano, pero queda mucho más por avanzar en este campo.
Desde este marco, hemos participado en el acompañamiento a las secciones juveniles de la red mundial de sindicatos UNI Global en estas reflexiones (realizamos una formación en Suiza a 50 jóvenes de más de 40 países sobre Cambio Climático y el papel de las organizaciones sindicales). Les participantes pudieron comprobar las enormes diferencias según la región del mundo, constatando cómo existen empresas que tienen políticas verdes en la Unión Europea pero que, a su vez, son las responsables de enormes impactos ambientales en países del Sur Global. Ante estas cuestiones, se compartieron conclusiones sobre la importancia de la colaboración sindical a nivel internacional. A su vez, se generaron una serie de propuestas de trabajo, para llevar a sus sindicatos, sobre cómo incorporar el Cambio Climático y la mirada de la Transición Ecológica Justa como prioridad en su lucha sindical.
Tras nuestra experiencia en este campo, y motivades por la energía que vivimos en este reciente encuentro, nos gustaría compartir 4 ideas aglutinadoras que pueden ser de interés a la hora de priorizar dónde enfocar los esfuerzos desde la acción sindical:
- Influir en las políticas macro: hacer incidencia política para generar mayores impuestos para industrias no sostenibles; fomentar la inversión pública y privada en las actividades que integren objetivos ambientales con objetivos laborales; impulsar una política fiscal favorable para las personas que se vean desproporcionadamente afectadas por la transición.
- Fomentar el diálogo social: que las políticas y planes nacionales para la adaptación al cambio climático se realicen en estrecha colaboración con las organizaciones de trabajadoras; que los convenios colectivos incluyan medidas de Cambio Climático; promover colaboración y redes con movimientos ecologistas, fortalecer las capacidades del ámbito sindical en torno al Cambio Climático.
- Acción para unas condiciones laborales seguras, saludables y decentes: incluir criterios de sostenibilidad en el lugar de trabajo, ajustar la jornada laboral (prohibición de actividades en condiciones muy adversas…), cambiar los códigos de vestimenta, revisar la duración de los turnos y descansos, etc. Es muy importante aquí el trabajo coordinado entre sedes en diferentes lugares del mundo, en donde especialmente desde el Norte o los lugares más privilegiados se pueda presionar y exigir por la mejora de condiciones laborales en países donde no se cumplen los estándares de seguridad ni condiciones mínimas.
- Impulso de políticas de protección social (que, a su vez, son otra forma de adaptación al cambio climático): servicios de salud públicos y de calidad, salario mínimo digno, apoyo energético a personas que lo necesiten, servicios públicos de empleo, etc.
Javier Fernández y Lucila Valsecchi
♠ Si te interesa seguir profundizando sobre este tema, recomendamos echar un vistazo a este estudio sobre empleo y la transición ecológica que publicó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico hace unos meses.